Ecológicos por convicción
Desde la más elemental acción personal,
pasando por iniciativas locales de educación ambiental hasta llegar a
grandes programas en los que se busca un impacto ambiental, social y
económico. No importa el tamaño del proyecto, lo trascendental es
activarse y no esperar a que otros resuelvan los problemas. En la
víspera del día de la Tierra, acá se cuenta cómo se llevan adelante
varias iniciativas venezolanas
Sonia Lloret / Daniel Hernández 21 de abril 2013 - 12:01 am
Oxígeno capitalino
www.sadarbol.blogspot.com
Desde
un pequeño vivero, ubicado en La Floresta, salieron 700 árboles que en
2012 sembró la Sociedad Amigos del Árbol (Sadarbol) en Caracas, El
Junquito, Ocumare del Tuy, Guarenas o Guatire.
Creada en
1984, esta organización sin fines de lucro tiene como tarea plantarle
cara a la deforestación de las urbes y llenar de verde los espacios. No
cuentan con recursos económicos, pero sí con un comprometido
voluntariado. “Todo lo hacemos quitándole el tiempo al trabajo y a la
familia”, explica su presidente, Gustavo Aguerrevere.
Sadarbol
brinda apoyo a vecinos y grupos organizados motivados en la siembra de
árboles en sus comunidades. “Además de proveerlos, ofrecemos asesoría en
cuanto a las especies más idóneas para cada entorno y cómo mantenerlas
hasta que crecen”.
Caobo, Araguaney, Apamate o Pilón, entre
otros, son los más propagados porque tienen una baja o inexistente
amenaza para la infraestructura: no afectan aceras ni tuberías
subterráneas. Sin embargo, la asociación también realiza un programa
para replantar otros tipos de estas grandes plantas que aluden muchas
calles caraqueñas con su nombre. Así lo hicieron el año pasado en la
avenida principal de Las Palmas, que curiosamente no tenía muchas de
ellas.
Y es que más allá de su belleza y la sombra que regalan
a los viandantes, los árboles combaten el calentamiento global. A
través del proceso de fotosíntesis producen oxígeno y frenan los gases
de efecto invernadero. “También controlan o atenúan el efecto de
crecidas en ríos, protegen el suelo de la erosión y, en definitiva,
sustentan la vida. Involucrar a los ciudadanos en la siembra genera
conciencia ambiental y de participación”. En este objetivo de difundir
su importancia también realizan el concurso fotográfico “Árboles de
Venezuela”.
Tierra Viva, en busca del cambio
@TierraVivaVzla
#SomosBiodiversidad
Esta
fundación apuesta desde 1992 por vincular lo ambiental, lo social y lo
económico. En la actualidad desarrolla cuatro programas regionales de
desarrollo sustentable en el Delta del Orinoco, el Parque Nacional Henry
Pittier, el Parque Nacional San Esteban y la Cuenca del Lago de
Valencia.
Este trabajo que se realiza a escala nacional, se
traduce en planes como el de los Emprendedores Artesanales Warao en el
Orinoco, que ha permitido convertir una tradición ancestral en una
oportunidad de empleo para más de 100 artesanos indígenas en zonas como
La Culebrita, San José de Wakajara, Ceibita Indígena o el Volcán. “Las
piezas las confeccionan con materiales del entorno como moriche, tirite,
mamure y sangrito, pero en el Delta abunda la bora -planta que crece
sobre los ríos- y la han empezado a utilizar a través de la
capacitación”, señala el gerente general de Tierra Viva, Alejandro Luy.
De
esta forma, en un solo proyecto se hace un buen uso de los recursos
naturales, se difunde la cultura y se impacta en el aspecto económico.
“Desde 2010 a la fecha se han vendido más de 9 mil artesanías y con esos
resultados se le dice a la gente que por sí sola puede valerse y tener
sus ingresos en armonía con su entorno”.
En Ocumare de la
Costa (Parque Henry Pittier) y Trincheras, Mantuano y Patanemo (Parque
Nacional San Esteban) se replica la experiencia con los productores de
cacao. “Allí aplicamos métodos agroecológicos para incrementar las
cosechas y la calidad del grano. Aparte del producto tradicional, se
elaboran derivados como las panelas de cacao con el valor agregado de un
buen empaque. Su comercialización y mercadeo se realiza a través de
nuestro proyecto Red de productos con historia que incluye su venta en
plataformas digitales, de tal forma que la actividad es mucho más
rentable”. Junto con este impacto directo en las comunidades, Tierra
Viva realiza una labor de difusión de la diversidad biológica de
Venezuela.
Caracas y sus bodegas verdes
http://porlacaracasposible.org/
Uno
de los ejes de trabajo de la asociación civil Por la Caracas posible es
hacer de la capital un espacio sustentable. Por eso su filosofía se
basa en el enfoque de las tres “R”: reducción, reutilización y
reciclaje. De sus proyectos destacan La Bolsa Sana, elaborada con
materiales biodegradables por mujeres del sector El Winche de la
Parroquia Mariche, en el Municipio Sucre, agrupadas en una exitosa
cooperativa; y el concepto de Bodegas Verdes, una iniciativa financiada
por la Comunidad Andina de Fomento que se implementará en sectores
populares como el casco de El Hatillo, Coche, Caricuao, La Vega,
Antímano, La Silsa, el barrio José Félix o La Bombilla. Las damas serán
las protagonistas con la apertura de estos pequeños negocios en sus
propias casas para vender artículos de limpieza biodegradables en
empaques reutilizables.
“Con las Bodegas verdes no sólo se
persigue disminuir el impacto ambiental de los residuos sólidos a través
de productos menos contaminantes, sino también promover la inserción
laboral y la disminución de la pobreza. Apoyamos el emprendimiento
femenino porque está comprobado que alrededor del 90% de lo que las
mujeres ganan lo invierten en el hogar”, explica el presidente de la
asociación Frederick Calderón.
En una primera fase se
capacitará a 100 mujeres a través de cursos que incluyen talleres de
desarrollo sustentable o finanzas. Los primeros créditos serán para 30
de ellas y el resto se incorporará periódicamente a través de un fondo
rotario. “En Venezuela todavía estamos en mora en cuanto a programas de
educación medioambiental, pero estas pequeñas intervenciones son muy
positivas y si hubiera más políticas públicas se podrían replicar porque
en las comunidades la gente está dispuesta a instrumentar acciones,
pero necesitan acompañamiento y asistencia técnica”, concluye Calderón.
Reciclaje activo
http://ecoclickve.blogspot.com
Un
día Daniella Matheus le escribió una carta a sus amigos para que
almacenaran las pilas gastadas en envases de cinco litros. No tenía muy
claro cómo las iba a reciclar, pero sabía que había llegado la hora de
hacer algo. Así fue como nació en 2011 Ecoclick y su eficaz campaña
“Recolecta tus pilas”. “En la actualidad tenemos almacenadas 6 toneladas
y estamos apostando por su recuperación en Venezuela a través de una
iniciativa con la Universidad Simón Bolívar”.
Este movimiento
de ciudadanos capitaneado por Matheus y cuyo lema es “cambia la realidad
por ti mismo” también realiza jornadas de reciclaje. “Creemos en la
triangulación de esfuerzos y somos el enlace entre los vecinos, las
empresas del sector y las autoridades para que trabajen en equipo.
Nuestra meta es que las comunidades organizadas más temprano que tarde
monten puntos permanentes de acopio”.
Así lo han logrado en
Colinas de Los Ruices, Los Palos Grandes, La Castellana, La Floresta,
Altamira y El Rosal. Este próximo 27 de abril realizarán la séptima
edición de este programa en el que las personas llevarán segregados
residuos como plástico, papel, cartón, aluminio, pilas y baterías,
bombillos ahorradores, chatarra electrónica, aceite comestible y por
primera vez, Tetra Pack. Allí participarán 45 comunidades no sólo de
Caracas sino también en Táchira, Mérida y Barquisimeto. “Con esta
iniciativa queremos demostrar que lo que cuenta es la disposición.
Nuestros pasos son de bebé, pero de un bebé elefante y esos nunca dan un paso atrás”, afirma Matheus.
Formación desde la infancia
Muchos
son los institutos educativos que realizan jornadas ambientales. El
caso de la Escuela de Educación Inicial Pequeños Creativos, ubicada en
San Fernando de Apure, sobresale porque posee su propia brigada
ambientalista Defensores del Planeta. Desde 2009 niños y niñas son
formados a partir del maternal y el preescolar en la cultura
conservacionista y del reciclaje. Los mini-activistas son juramentados y
reciben sus chapas para participar en actividades como la recolección
de latas, elaboración de papel artesanal o juguetes con material
aprovechable.
Fuente:
http://www.el-nacional.com/todo_en_domingo/Ecologicos-conviccion_0_175782510.html